Presentación

"Valga este blog para arrancar cincuenta minutos al día para mí. A solas, con mis pensamientos, mientras camino del portal de casa al final del pueblo, y del final del pueblo al portal de casa. Cincuenta minutos exactos, sino me encuentro a alguien conocido y paro para una parrafada.

Siempre me ha gustado caminar, diariamente, pero los derroteros vitales me han empujado a una larga temporada de vehículos a motor. Pero ahora el cuerpo me pide piernas, movimiento, y aire fresco."

miércoles, 8 de octubre de 2014

Hablemos de úteros (segunda parte de Marchando una de crianza natural).



 "(...) si el útero ha sido perseguido, castigado y, finalmente, borrado de la conciencia de la mujer ha sido porque posiblemente sea uno de los órganos vitales en la producción del placer y de los deseos de la mujer."

"La represión del deseo materno", Casilda Rodrigañez. (todas las citas entrecomilladas son del mismo texto y autora)

Con esta cita arranco profundos pensamientos caminantes, duros en su esencia. ¿A dónde hemos llegado, como sociedad humana, para tener que crecer en la absoluta inconsciencia de nuestro propio cuerpo?.
Es totalmente cierto que han borrado de nuestras conciencias que tenemos útero. Nadie nos habla de él, en nuestras desapegadas crianzas, se catapultan los saberes empíricos y académicos por encima de cualquier placer corporal, por encima de cualquier acercamiento a la sexualidad infantil. Desmembradas, acorazadas y con el útero rígido, con posturas inverosímiles para entender y sentir el placer corporal...

"(...)  el estado de cosas actual (la frigidez femenina y el parto y menstruación con dolor, etc.) se explicaría porque la mujer ha sido culturizada para romper la unidad psicosomática entre su conciencia y el útero (7).  Asi que, si el útero es en realidad, como suponemos, el centro del esqueleto erótico de la mujer, no es difícil imaginar que la represión milenaria de la mujer encaminada a controlar su capacidad reproductora haya requerido como condición (¿o quizá fué su consecuencia?) la rigidez uterina.  De esta manera se impide que las funciones reproductoras se realicen movidas por el deseo y la pasión y con la gratificación del placer; se consigue que las madres sean insensibles a los deseos, a las necesidades y a los sufrimientos de las criaturas, al menos en la medida suficiente para reprimirlas y domesticarlas según la ley patriarcal."

Leyendo con calma todo este intenso párrafo, me puse a pensar tranquilamente, cómo se articula todo este tabú, entre tantos otros, sobre el útero, y muy en la línea de Casilda, lo resumo en estos puntos. Todas las partes la he estado pensando en relación conmigo misma y mi entorno,


  • Yo diría que la primera cuestión a tratar, es el tabú mismo. Es decir, nadie nos habla del útero, nadie nos habla del placer de su palpitación, de dónde está situado, de como sentirlo. Cuándo se habla de la terrible y desviada "educación sexual" lo que se reciben, son nociones muy alejadas del cuerpo sobre ovarios, vagina, clítoris, anatómicamente hablando. Se nos habla de menstruación como algo terrible que hay que sobrellevar, y todo se refiere a esa posible futura reproducción (embarazo, parto, etc) o simplemente a un cuerpo femenino que se centra en unas relaciones sexuales adultas, coitales y falocéntricas.





  • El autoerotismo y las posturas. Evidentemente, si no se habla de útero, y del placer, poco o nada se habla del autoconocimiento, la autoexploración, y el autoerotismo. Los antiguos círculos de mujeres, dónde los cuerpos se acariciaban, se bailaba, y se estimulaban los placeres corporales, no existen. Todo se ha pasado al hablar científico, y empírico. No existe la sexualidad infantil porque no hay líbido en la crianza, los cuerpos están separados, y los niños y niñas, puestos a dormir, cada uno en su cama. No contentos con esto, los niños se pasan el día sentados, y las niñas se olvidan que tienen un útero porque no se agachan, no abren sus piernas, ni se rozan con nada. Es el comienzo de los úteros rígidos, sin elasticidad.
  • Finalmente, pienso que otro de los grandes desconocidos, en relación al útero, son los partos orgásmicos. Existen desde siempre, y son lo deseable para el nacimiento, pero son casi desconocidos en nuestra realidad de hoy precisamente porque los úteros son de una rigidez extrema.

"La envergadura de las fibras musculares del útero nos da la medida de la fuerza expansiva de las mal llamadas contracciones del útero, (y digo mal llamadas porque en realidad es un movimiento de contracción-distensión, sístole y diástole, fibras que se encogen y luego se distienden, se vuelven a encoger y se vuelven a distender… ); quiero decir, que la fuerza expansiva de este latido del útero es mucho más importante que la que pueden producir las fibras musculares de las mamas o de la vagina.

      Entonces, la relación entre el pecho, el útero y la vagina se debe a que la oxitocina viaja por el torrente sanguíneo y alcanza sus receptores allí donde están, a saber, en las llamadas zonas erógenas del cuerpo, y cuando se desencadena un movimiento más o menos simultáneamente en dichas zonas, tenemos la sensación de una conexión entre ellas (los meridianos de placer dibujados por el arte neolítico). Ambroise Paré (1575) (13) atribuía la relación entre las mamas y la matriz, a conexiones del sistema nervioso, pero ‘la conexión’ no la realiza el sistema nervioso (por impulsos nerviosos), sino el sistema sexual, mediante la oxitocina está en el torrente sanguíneo y se engancha allí donde encuentra receptores adecuados. Esto explica que la excitación sexual de las mamas se extienda al útero, y que el proceso de expansión del placer puede empezar por donde sea pero si se mantiene y acaba en orgasmo, implica siempre al útero, el órgano de mayor masa muscular y que tiene o debería tener la mayor cantidad de receptores de oxitocina (según claro está el estado del útero; una ginecóloga me contaba que los úteros que operaban estaban a menudo en un estado atrófico impresionante)."

" La desconexión interna corporal de las mujeres ha permitido la ocultación del papel del útero en la sexualidad; así por ejemplo, el ‘yoni’ de los tratados de sexualidad tántrica, literalmente quiere decir ‘útero’, y sin embargo se ha traducido por vagina, porque en nuestro paradigma de sexualidad el útero no existe. Pero digan lo que digan los manuales de sexualidad, lo sintamos o no, el útero es el órgano de expansión del placer por antonomasia. El funcionamiento y la envergadura muscular del útero, como digo, explican la famosa capacidad orgástica femenina puesta de manifiesto por Serrano Vicens, quien comprobó que dicha capacidad no es ni mito ni enfermedad, y que la ninfomanía es un epíteto calumnioso y misógino para tratar de hacer anormal y patológico lo que es normal y natural.
       Así pues, el parto orgásmico no lo produce el roce de la cabeza del feto en la vagina, y todavía menos es ‘un eufemismo del dolor’ (para esto último me remito también a Read). El parto orgásmico se produce porque el propio movimiento del útero es en sí mismo productor de placer, siempre que los músculos funcionen acompasadamente, según el proceso sexual normal; que es lo que sucede cuando el parto se produce de forma natural y se activa según la forma establecida filogenéticamente, por el sistema sexual de la mujer. Leboyer (16) sin necesidad de electrodos intrauterinos también describió los dos tipos de contracciones, las generadoras de placer y las generadoras de calambres y de intolerables sufrimientos.
     En la ‘contracción’ normal del parto, dice Leboyer, el útero se encoge muy lentamente en un movimiento que empieza arriba y va bajando poco a poco, al llegar abajo hace una pausa y luego empieza lentamente a distenderse de abajo hacia arriba, y al llegar arriba vuelve a hacer otra pausa; dice Leboyer que se asemeja a la respiración de un niño cuando duerme plácidamente y vemos cómo su pecho sube y baja lentamente con cada respiración. También describe las otras contracciones que conocemos tan bien: el útero en lugar del movimiento lento que empieza arriba y va bajando lentamente, se contrae entero en bloque, todo a la vez. Es un movimiento brusco que se suelta también bruscamente. Es decir, es un movimiento espasmódico en lugar de un latido lento y pausado."

"Parto orgásmico, testimonio de mujer y explicación fisiológica", Casilda Rodrigañez.

viernes, 3 de octubre de 2014

Marchando una de crianza natural... (primera parte)

Y llega alguien (en este caso, una periodista de La Opinión) y me pregunta a bocajarro qué es la crianza natural, y porqué la defiendo. La verdad, tuve que pararme a reflexionar un rato, y realmente preguntarme a mí misma, a día de hoy, que es para mí, y como lo argumento después de tanto rato dándole vueltas y ya para doce años de experiencias personales.

Leí hace poco (y mi mente de agüela no suele recordar quién ni dónde lo dijo, lo siento) algo tan bonito como "qué tiempos estos que corren, que hay que defender lo obvio"... y algo pasa similar con todo lo que voy a contar a continuación. No deberíamos tener que defenderlo, porque en las sociedades dónde verdaderamente se guardan las cualidades humanas básicas, la crianza, ni se cuestiona.

(aviso a personas caminantes pensadoras, que a continuación hablaré de necesidades biológicas del ser humano, no de opiniones, ni opciones...)

Si tengo que empezar por algún sitio, creo que el enfoque está en el adulto-centrismo. Desde el momento en que dejamos de pensar en nosotras mismas, y sentimos y somos conscientes que traemos una vida, con unas necesidades biológicas concretas y que no es otra cosa que la simbiosis con el cuerpo materno, estaremos en el eje correcto para que la maternidad, y la crianza, sean lo que son en realidad, una parte fundamental de la vida sexual de la mujer, y un auténtico placer vital.

No existe imagen más bella que una mujer que está disfrutando de su embarazo. Está llena de luz, la vida la abraza y su conexión con la naturaleza es brutal. Todas las mujeres deberíamos tener derecho a disfrutar un embarazo así, sin la tensión de los controles médicos excesivos, sin que nadie interfiera contagiándonos sus miedos, con pleno derecho a sentirnos por un rato, diosas de la vida. La realidad occidental del embarazo, todas lo sabemos, es totalmente opuesta. No solo, la mujer embarazada no puede dejar su ritmo vital y está en mil cosas, con la desconexión que eso produce, sino que se la bombardea con mil informaciones y se la acosa con cien mil mandatos (hazte una ecografía, que te midan el latido fetal, gimnasia, natación, aprende a respirar para el parto, hazte una prueba de glucosa, cúidate las piernas, mírate la dentadura, ojo con los pezones, hay que hacer natación para embarazadas, la alimentación....).


Quizá las mujeres en general no nos paramos suficientemente a entender y aprender otro tipo de implicaciones del embarazo, y desde luego no es una información que circule fácilmente, porque eso nos haría mucho más dueñas de la situación, y no nos infantilizaría en las salas de partos de los temidos hospitales.

Y en este punto me he parado durante unas semanas, porque creo que hay que empezar por el principio, y el principio se resume en esta preciosa foto con la correspondiente cita del Casilda Rodrigañez, el principio, sin duda, es el útero...



("Para parir con placer, hemos de empezar por explicar a nuestras hijas que tienen útero, que cuando se llena de emoción y de amor palpita con placer. Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas, De mujer a mujer, de mujer a niña, de madre a hija, de vientre a vientre")

Ah, el enlace al artículo reseñado que salió finalmente... poco más se puede hacer en diez minutos al teléfono, y definitivamente, no dió tiempo a hablar de úteros...

El artículo de La Opinión.