Presentación

"Valga este blog para arrancar cincuenta minutos al día para mí. A solas, con mis pensamientos, mientras camino del portal de casa al final del pueblo, y del final del pueblo al portal de casa. Cincuenta minutos exactos, sino me encuentro a alguien conocido y paro para una parrafada.

Siempre me ha gustado caminar, diariamente, pero los derroteros vitales me han empujado a una larga temporada de vehículos a motor. Pero ahora el cuerpo me pide piernas, movimiento, y aire fresco."

miércoles, 30 de julio de 2014

El árbol de la paciencia.

Hace algunos años descubrí el clarinete turco, y ya no pude resistirme a sus encantos. Entre Omar Faruk Tekbilek y Hüsnü Senlendirici, me derrito cada vez que les escucho.
Pero ese no es verdaderamente el motivo de esta entrada sobre mis elucubraciones mientras camino. El verdadero motivo es que caminando, recordé el hermoso concepto del Árbol de la Paciencia.

En principio se trataba de la explicación de Omar Faruk a su álbum del mismo título. Él hablaba que en sus meditaciones, creo que de tendencias sufíes, una de las ramas más esotéricas del Islam, quería profundizar en sus agradecimientos a la vida. Para ello, se visualizaba a sí mismo como un fuerte tronco de árbol. Pero ese árbol, no podía haber crecido sin que personas que fueron siendo importantes en su vida, le fuesen dedicando su paciencia... y así, visualizándose de ese modo, recordaba una por una, cada persona que a lo largo de su vida le fué regalando su paciencia.

Me pareció una idea tan hermosa, para mí la gratitud es una de los sentimientos más profundos, que me puse yo también a pensar en esas personas que lo habían hecho conmigo, y os aseguro que haciendo este tipo de visualizaciones, me sale siempre una amplia sonrisa.

Evidentemente, solo me queda la difícil tarea de pensar que ahora también tengo que ser yo rama en los árboles de las mías. Y regalar paciencia a manos llenas.





Calentando motores.

Muchas veces tengo la sensación de no estar viviendo mi propia vida. Me entrego, cuido, mimo, limpio, pulo y doy esplendor, jajaja. Así no hay manera de tener ni un buen par de ideas al día, ni de ser una librepensadora al uso.

Valga este blog para arrancar cincuenta minutos al día para mí. A solas, con mis pensamientos, mientras camino del portal de casa al final del pueblo, y del final del pueblo al portal de casa. Cincuenta minutos exactos, sino me encuentro a alguna persona conocida y paro para una parrafada.

Siempre me ha gustado caminar, diariamente, pero los derroteros vitales me han empujado a una larga temporada de vehículos a motor. Ahora el cuerpo me pide piernas, movimiento, y aire fresco.


Claro que soy una privilegiada, no mucha gente puede decir que sus paseos diarios son con brisa marina y olor a pescado fresco. Eso sí, en invierno recibiremos las ventoladas en la cara para refresque vital. Si no me dejan caminar los temporales, volaré.